No vale todo por una medalla
- Ángela Domínguez
- 10 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Nuestro lema en el club es #valorespozuelo, porque desde hace ya algunos años decidimos que no todo valía a la hora de sacar el mayor rendimiento de las capacidades de l@s gimnastas. A la vez que se entrena, uno crece y se forma como persona, nunca deja de serlo por muy buenos resultados deportivos que tenga o por muy alto que llegue en el ranking de su categoría. Por eso creemos necesario que a la vez que se enseña un elemento gimnástico, se tengan presentes los valores del club, los objetivos personales de cada gimnasta y la filosofía de trabajo del equipo.
La experiencia deportiva y profesional es algo muy importante, te da herramientas, sensaciones y gestos técnicos, comprensión de los movimientos y cultura deportiva, pero también te permite conocer un sólo camino, el mismo por el que transitaste cuando eras deportista o técnico. La formación y reciclaje constante te abre los ojos a nuevas fórmulas, te permite descartar aquello que se ha quedado obsoleto o que perjudica a l@s deportistas en su entrenamiento diario o en la competición. Formarse da opción a rectificar, a aprender de los errores del pasado, a descubrir los límites, los suyos y los tuyos. Si algo nos mueve a los técnicos deportivos en este país es la pasión, nos ilusiona poder aportar a los niñ@s, jóvenes o adultos que pasan por nuestras manos, que confían en nosotr@s. Por eso creo (y hablo en primera persona), que tenemos una gran responsabilidad a la hora de formar deportistas, porque cuando llegan son personas ilusionadas que depositan en nosotr@s toda su confianza y ganas de aprender a nuestro lado. Y qué menos, que cuando alguien quiere aprender contigo, seas cuidadoso, generoso y capaz de enseñarle lo que él o ella quiera aprender.
A veces el ego nos juega una mala pasada, y quiere ser le primero en salir a la pista a hacer mortales, otras veces no es capaz de reconocer que el fallo del otro no es el suyo propio... y entonces las sensaciones de fracaso, de pérdida de tiempo y necesidad de reconocimiento salen a la luz en forma de grito, reproche o decepción. Para poder gestionar esto hace falta ser humilde y autocrítico, pero también tener las herramientas necesarias para afrontar estas situaciones. En la universidad o en las formaciones se enseña a enseñar, pero no a cuidarse, ni a gestionar los fracasos. Y cuando trabajas para tí mismo, es muy necesario saber hacerlo, pero cuando tus acciones repercuten en el otro... hay mucho que aprender sobre uno mismo y las consecuencias de nuestras acciones.
Os invito a leer el artículo que hoy se publica en El país "Cuando ganar tiene un límite" .

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