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Fernando Jiménez "Ser gimnasta es olvidarnos del tiempo y solo pelear por salir adelante"


Licenciado en Ciencias de la actividad física y el deporte (CAFyD) y diplomado en arte dramático por una reconocida escuela madrileña, lleva vinculado a la gimnasia desde hace ya 30 años. A los ocho años empezó a entrenar en Alcorcón y desde los dieciséis compaginó la Gimnasia Artística con el Trampolín en el Club Leganés, donde fué campeón de España en la especialidad de tumbling. Con dieciocho años empezó su andadura como entrenador de G.A. Masculina en el club donde creció y, desde 2012, entrena a chicas/os y gestiona la Escuela de Trampolín del Club Leganés. Siente que este club es "su casa y la de mucha gente".

¿Cuántos son los deportes vinculados a la gimnasia que poco se conocen en España?

Prácticamente la mayoría de las especialidades viven en una invisibilidad. Pocas personas saben que el trampolín es un deporte olímpico y la gente cuando oye “gimnasia de trampolín” lo asocia más a los saltos acrobáticos a una piscina que a una cama elástica. La gimnasia acrobática, el aerobic deportivo, o la gimnasia estética de grupo son modalidades muy desconocidas y que necesitan de una visibilidad. Incluso las dos modalidades más practicadas en España: la artística y la rítmica, se confunden entre sí. ¡Cuántas veces me habrán preguntado al decir que hacia artística que si eso era lo del aro y la pelota! Pero no solo las modalidades federativas están en este saco, muy poca gente sabe diferenciar el parkour, el free running, el tricking, y las competiciones de acrobacia creativa que se están desarrollando desde hace unos años.


¿Qué tiene la acrobacia que tanto atrae?

Que voy a decir... estoy enamorado de este deporte. La acrobacia te enfrenta a ti mismo. Te pone un espejo delante y hace que afloren muchas emociones cada día de entrenamiento. El miedo se inserta en ti ante cada nuevo elemento haciendo que aparezca también tu valentía. Es un mar que surfeamos y que no deja de incrementar sus olas. Cuando consigues algo aparece un reto aún más grande Nos enfrenta a nuestros fantasmas y a las voces en nuestra cabeza que nos dicen que no podemos hacer las cosas. Nos enseña a apreciar el valor del esfuerzo. Una de mis gimnastas escribió en una evaluación "las personas que consiguen los elementos con facilidad sienten menos alegría al hacerlo que las personas que, como ella, tienen más dificultad y necesitan a veces años para conseguir y pulir un elemento". Me parece una reflexión profunda y absolutamente cierta. La constancia, la paciencia y la confianza en uno mismo crecen cada año que practicamos este deporte.


En las clases aparecen las individualidades de cada uno. Los técnicos generamos condiciones donde cada deportista se desarrolla a su ritmo y tratamos de que no haya comparaciones sino que cada cual valore su propio proceso en un espacio compartido. Creamos confianza cuando los compañeros nos "cuidan" en algún elemento haciendo ayudas estamos poniendo nuestra cuerpo en sus manos.


Intento que los chavales sientan en las clases la capacidad de abstraernos de lo que hay fuera. En este deporte necesitamos dirigir la atención a nuestro cuerpo de manera completa, escucharnos desde el inicio hasta el final del ejercicio. No hay espacio para otras cosas en ese momento. Estamos nosotr@s, el espacio y nuestro cuerpo. Es un nirvana, un palacio mental. Danzamos en el aire.


¿Hay algún momento que te haya marcado en tu carrera profesional?

Recuerdo la primera vez que lleve a un equipo a competir. La sensación de orgullo por el trabajo de los chic@s. Recuerdo que esa emoción triplicaba la que sentí al ganar competiciones importantes en mi vida de gimnasta. Recuerdo a los niñ@s hablando con compañeros de otros clubes apoyándose mutuamente y no viendo al rival como tal. Recuerdo a una niña que tardó tres años en conseguir hacer el "pino", su rostro el día que lo consiguió y sus ojos brillando. Recuerdo los viajes, las convivencias y cada una de las esperas antes de empezar un ejercicio. Recuerdo a muchas personas creciendo y cambiando.


¿Qué habilidades debe potenciarse en un/a gimnasta? ¿El/la gimnasta-saltadora nace o se hace?

Con respecto a la primera pregunta, tenemos que desarrollar las capacidades físicas básicas y conseguir que el cuerpo funcione como un todo. Este deporte requiere un control muscular y la habilidad corporal para poder ejecutar los ejercicios. Sin embargo, creo que la habilidad fundamental que tenemos que desarrollar en nuestros alumn@s es la capacidad de creer en uno mismo y ser constante en esa creencia. Estamos llenos de miedos e inseguridades. La gimnasia es una montaña rusa permanente. Tenemos épocas en las que nos desarrollamos mucho y otras en las que nos sentimos muy estancados. Luchar contra nuestra propia mente, y hacerlo con ilusión y con fuerza para saltar de una etapa a otra, es el auténtico trabajo. Valorar cada pequeño paso adelante, aunque nos parezca insignificante, escuchar nuestro estado y conocernos cada día de entrenamiento. Saber dónde está nuestra cabeza y nuestro corazón cuando estamos frente a un muro que tenemos que saltar. El autoconocimiento y la gestión emocional son los pilares básicos a desarrollar. Lo demás es solo trabajo y repetición.


Como consecuencia de esto, para mí, el gimnasta se hace a sí mismo. Esto no quiere decir que no haya alumn@s con más facilidad para desarrollarse en lo deportivo, pero ser gimnasta no es hacer grandes dificultades en los elementos. Ser gimnasta es una forma de entender una lucha que nunca termina. Unas ganas de superarse. Ser gimnasta es olvidarnos del tiempo y solo pelear por salir adelante. Es construir autocrítica y conocimiento de nuestro estado interno. Y eso podemos hacerlo todos.


¿Qué habilidades son fundamentales para ser entrenador/a de actividades gimnásticas?

El entrenador es más psicólogo que entrenador. Me salto por supuesto todos los conocimientos técnicos que tenemos que tener, que son muchos, de muchos elementos y aparatos diferentes, y el estado físico que tenemos que mantener para sostener a personas en el aire y que, en algunos casos, pesan más que nosotros mismos.


Tenemos que crear un entorno seguro y protegido. Que el clima del gimnasio sea de ayuda mutua permanentemente. Evitar cualquier comparación que no sea con uno mismo. Tenemos que tener muy buena gestión emocional para que eso se transmita. Si nosotros no somos capaces de controlar nuestros nervios no se lo podemos pedir a nuestros gimnastas. Tenemos que ser valientes para confiar en ellos y saber cuándo abandonar la ayuda, una cosa que a mí me cuesta mucho.


Estamos enseñando a personas a escucharse. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo por entender la individualidad de cada niñ@, conocer cómo se siente y dar confianza en nosotros pero sobretodo que aprendan a crear la suya.


¿Cuáles son los valores que te impulsan a ejercer tu profesión?

Yo creo mucho en la educación “no formal”, término que no termino de compartir. Creo que la educación debería ser una e integrar todos los aspectos cognitivos y emocionales dentro de los currículos académicos, pero la realidad es que esto se trabaja poco en la escuela pública o privada.


En nuestra escuela mezclamos edades y niveles a conciencia. Los niñ@s viven compartimentados en grupos de edades toda su vida y la realidad es que tenemos que ser capaces de trabajar con todo el mundo y nos tiene que dar igual si son más mayores o más pequeños o si saben más o menos que nosotros, o si son de un género u otro. De todo el mundo podemos aprender. Mis alumnos me dan lecciones y me transforman cada año y para ello tenemos que entender que la educación debería llamarse aprendizaje. Educar es unidireccional y aprender viaja en todas direcciones.


Un ejemplo, nosotros tenemos evaluaciones trimestrales con los chic@s, que consisten en unas cartas que escriben en las que ellos reflexionan sobre su trabajo, el del grupo en el que están y el nuestro como entrenadores. En una asamblea posterior ellos exponen esto y los entrenadores devolvemos también nuestra valoración. Les cuesta al principio porque no están acostumbrados a valorar el trabajo al margen de un número. De hecho siempre que preguntamos en la escuela que significa evaluar, y estamos hablando de chavales que llegan hasta los dieciocho o veinte años, la contestación de tod@s siempre es “poner una nota”. Es triste que chic@s con estas edades tengan ese pensamiento. Al principio no se atreven a decirnos las cosas que les gustaría que cambiásemos en las clases o en su propio desarrollo y les cuesta encontrar las claves tanto de su propio trabajo como del grupo. Tenemos que desarrollar esta capacidad autocrítica en los alumnos y además de forma que ellos vean que su opinión es escuchada y valorada. Además parece que dirigirse al educador les da pánico, me pregunto qué sociedad estamos construyendo si esto pasa. ¿Quiénes estamos siendo para nuestros alumnos que no les permite comunicar sus juicios, miedos, anhelos y esperanzas?


En nuestra escuela tengo libertad para hacer todo esto. Para parar una clase y hablar de cómo nos sentimos. Para romper la dinámica que estemos trabajando si el grupo ese día tiene otra necesidad. Siento que puedo educar en lo no educado y que se deja en general como responsabilidad de las familias. Tengo muchos compañeros de profesión que cuando hablamos de todas estas cosas dicen “para enseñar eso están los padres”. Yo pienso que, como en algunas poblaciones indígenas, todo el mundo es responsable de la educación de la tribu. Y no solo de otorgar conocimientos que desaparecerán, sino de construir conciencias y desarrollar personas capaces de hacernos mejores como especie.


¿Cuál es la mayor responsabilidad que tiene un entrenador?


Ser y facilitar. Un trabajo nada sencillo.


¿Cómo describirías la profesión de entrenador de actividades gimnásticas?

La realidad es que esta profesión en general está bastante infravalorada, sobretodo porque se suele pensar que las actividades de ocio son un espacio para pasárselo bien y poco más. Cuando en realidad son una oportunidad para desarrollar todo lo que hemos ido desglosando en esta entrevista. La profesión de maestro no está valorada socialmente ni económicamente. Llevo años malviviendo para seguir dedicándome a esto. Buscando otros trabajos y echando una cantidad de horas que no queda reflejada en el sueldo.


El entrenador de gimnasia tiene mucha responsabilidad: trabajamos con personas en continuo desarrollo. Hay un alto riesgo de lesión a nuestro alrededor. Vivimos como un faro en las clases y en veinte años como entrenador no he tenido ninguna, pero la posibilidad siempre está en mi cabeza.


No se valora el trabajo previo, ni lo que las personas como tu Angi, compañera y amiga, tenemos en nuestra cabeza para ayudar a que un grupo se desarrolle o a que un chic@ supere una dificultad.


¿Propones alguna idea para mejorar el sistema deportivo de nuestro país?

Creo que deberíamos cambiar algunas cosas, principalmente romper con la rigidez. Tenemos costumbres de los años treinta y aún hay algo muy militar rodeando este deporte. Hay cosas que creo que podrían favorecer el cambio: competiciones más divertidas, el saludo a las jueces, la forma de desfilar, música e interludios escénicos en los espacios de calentamiento de aparatos dando a conocer otras especialidades de la gimnasia. No entiendo porque en los desfiles salen por un lado las chicas y por otro los chicos cuando todos somos del mismo club. Las chicas de mi club me preguntan porque los chicos pueden llevar pantalones cortos encima del maillot y ellas no. Yo no les animo a estas preguntas, les surge a ellas. Deberíamos salir como masa. Una masa alegre.


En cuanto al deporte en sí, creo que se enfoca generalmente hacia el alto rendimiento, pero no dotamos de los medios para llegar. EEUU hace inversiones en instalaciones y a los cinco años están arriba en esos deportes. Se rescatan bancos y autopistas pero no deportistas.

Los ayuntamientos e instituciones dan soporte a clubes en función de sus medallas y sus deportistas federados con logros en la alta competición. Se fomentan espacios casi exclusivamente competitivos. El deporte es competición, es así, pero no creo que solo sea esto. Creo que podemos construir un deporte como un medio de autoconocimiento y desarrollo personal. Donde se entreguen subvenciones a clubes por trabajar la inclusión, o por sus estrategias evaluativas diferentes, o porque elaboren proyectos de ayuda a través del deporte en comunidades en riesgo de exclusión, o porque se esfuercen en entregar a los chicos y chicas unos valores profundos que echen raíces en sus corazones. Un país donde la educación física sea eso, educación en el conocimiento profundo de nuestro cuerpo, un vehículo para toda la vida.

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