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¿Por qué nos gusta tanto la gimnasia artística?

Es algo que la gente suele preguntarse, sobre todo cuando ve las ganas con que las niñas y los niños entran a una sala de entrenamiento, o le dedican horas y horas a la semana a dar volteretas y mortales. Pero para alguien ajeno a este deporte, es difícil comprender qué atractivo puede tener dedicarle entre 8 y 24 horas semanales a una actividad como la nuestra. Desde fuera impresiona ver a las/os gimnastas entrenando de una forma tan comprometida y motivante, ya que es un deporte que requiere mucha paciencia, constancia y desarrollo de habilidades físicas y psicológicas que parecen tan difícil de alcanzar.


Fuerza para que la musculatura y la mente reaccione ante los estímulos que se le proponen.

Resiliencia para levantarse ante las caídas, las lesiones o las dificultades que presentan los nuevos retos.

Ambición para alcanzar los deseos que cada gimnasta tiene.

Trabajo en equipo siempre. Ser soporte, liderar o acompañar son una parte fundamental de cualquier deportista íntegro.


Durante muchos años he hablado por mí misma cuando me preguntaban por qué a las/os gimnastas les gustaba tanto pasar tiempo en el gimnasio. A mí me encantaba entrenar. De hecho, me sigue encantando. Las sensaciones que produce en el cuerpo son alucinantes: sentir la tensión muscular, o cómo se elongan poco a poco mientras haces un estiramiento. El sudor y el esfuerzo ante un ejercicio que te ha salido increíble o las risas que compartes cuando algo no sale como tú esperabas y terminas volando por los aires hasta aterrizar en el foso de una forma un tanto extraña.

La gimnasia tiene momentos donde la adrenalina se dispara, y te sientes capaz de superarlo todo. También tiene otros donde querrías coger la mochila e irte. Sí, así es nuestro deporte.


Maravilloso y odioso.

Adorable y detestable.

Ilusionante y ruin…

Pero da igual, porque a ti te gusta tanto que no lo cambiarías por nada del mundo.


Después de vivirlo desde casa estos meses atrás, he valorado, más si cabe, su grandeza. La capacidad que tiene de mantener viva la llama, aunque la situación sea poco favorable. Y por supuesto, la importancia que tiene sentirse parte de un equipo. No de un equipo cualquiera, también os digo, sino de uno que sepa estar a la altura de las circunstancias, que entienda que los objetivos cambian, y donde la creatividad y la humanidad nunca faltan.


Un equipo que entiende la disciplina como la forma de llegar hasta el lugar que cada gimnasta desea, siendo firme, coherente y esforzándose para ello.

Un equipo que te abraza a través de una pantalla o con la mirada.

Un equipo generoso y fuerte, que no se rinde ante nada.


Durante este mes de septiembre, he preguntado a las/os deportistas que por qué les gustaba tanto la gimnasia artística. Quería conocer cómo lo viven, cómo lo sienten. A mi parecer es la mejor manera de tener una respuesta más amplia y realista sobre esta pregunta. Han contestado niñas y niños desde los 7 años hasta los 19, de niveles y grupos distintos, y aun así, hay respuestas que se repiten entre ellas/os:

"Me divierto haciendo gimnasia".

"Me gusta aprender cosas nuevas en cada entrenamiento".

"Me apasiona y me encanta este deporte".

"Pasármelo bien con mis amigas y mi entrenador/a".


Y por eso y tantas cosas más, nos gusta tanto la gimnasia artística. Aunque creo que es mejor que lo veáis vosotras/os mismas/os. Aquí tenéis el enlace donde gimnastas del CGA Pozuelo explican al mundo por qué hacen lo que hacen. ¡Disfrútenlo!



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